8M: DIA INTERNACIONAL DE LAS MUJERES TRABAJADORAS
En esta nueva conmemoración del día internacional de las mujeres trabajadoras (cis, trans, lesbianas y travestis), queremos poner de manifiesto nuestra enorme preocupación por el estado actual de retracción y exclusión de los derechos fundamentales de las mujeres.
9 Mar 2025

La actual regresión en políticas de género que llega, incluso, al negacionismo de violencias históricas y estructurales como las violencias letales diferenciales sobre mujeres, es un botón de muestra grave de un esquema político excluyente y disgregador, donde la búsqueda exclusiva pivotea en subvalorar las violencias para luego avivarlas, con el objetivo primario de aplicar políticas de seguridad represivas, herramienta estelar de un gobierno neoliberal.
En un contexto donde se difuminan las diferencias de clase y género, vemos un ataque directo a los avances logrados, especialmente en los ámbitos de justicia social y en el acceso a derechos básicos que deberían ser inalienables para todas las personas. El intento de imponer un discurso uniformador y deslegitimador busca frenar el progreso de nuestras luchas.
En este escenario complejo y de disputa, desde el Área de Géneros del ILSED reinvindicamos, ahora más que nunca, la lucha colectiva de los movimientos feministas y transfeministas en la pervivencia de derechos y espacios en disolución, y alentamos al restablecimiento y concreción de políticas públicas básicas, como el derecho a vivir una vida libre de violencias, en espacios inclusivos, seguros y sin brutalidades contra nuestros cuerpos.
La revitalización de estos derechos no puede ser vista como una concesión, sino como un derecho fundamental que asegura nuestra dignidad y autonomía. Nos enfrentamos a la necesidad de una mirada que entienda la seguridad no como represión, sino como un mecanismo para garantizar una vida libre de violencia.
Como institución destinada al abordaje de las políticas de seguridad y fortalecimiento de la democracia, estamos convencidxs de la relevancia que tiene la perspectiva de género en la agenda pública de los Estados. Las mujeres y personas LGBTIQ+ padecemos de violencias específicas y diferenciales, por más que los discursos de extrema derecha pretendan efectuar un revisionismo negativo al respecto.
Además, la instalación de políticas de mano dura y represivas conforman una gastada moneda corriente que solo aportan una visión de seguridad sesgada en perseguir tipos ideales de delincuencia que, en esta realidad, se traducen en forma casi exclusiva a sectores brutalmente empobrecidos. Entre los cuales, mayormente, se encuentran las mujeres de los sectores populares.
Es necesario destacar que la violencia no se combate solo con más policía, sino con una comprensión profunda de las raíces estructurales que la generan, entre ellas, la desigualdad de género y la pobreza. Las políticas punitivas han fracasado históricamente en reducir la violencia, y su impacto en mujeres y personas LGBTIQ+ ha sido devastador.
Por ello, la emergencia de los feminismos y transfeminismos nos convoca, una vez más este 8 de marzo, a trabajar colectivamente para recuperar discursos, instalar agendas, consolidar políticas de igualdad e identidad, y (re)construir lazos sociales básicos. Las violencias de género existen, los derechos no son privilegios y los discursos de transodiantes sólo generan dolor.
Nuestras voces importan y debemos hacerlas oír, por más que quieran acallarnos. Nunca más el servilismo doméstico; nunca más ciudadanas de segunda. La democracia nos exige consolidar y fortalecer las conquistas en materia de derechos fundamentales que las mujeres y personas LGBTIQ+ alcanzamos para vivir en una sociedad más justa y equitativa. Muchas vidas quedaron en el camino, nuestro compromiso debe ser con ellas y con las generaciones que nos preceden.
Exhortamos por mayor institucionalidad de género, mayor compromiso democrático y mayor participación de mujeres en la toma de decisiones y en las agendas políticas de derechos, en especial en materia de seguridad y política criminal. Nuestras demandas nunca involucrarán a la represión ni a la disolución de vidas.
Es momento de seguir avanzando; la lucha colectiva feminista nunca fue más urgente e importante.